Rosh Hashaná es conocido como el Año Nuevo en la tradición judía, pero no se trata solo de cambiar la fecha en el calendario. Es un tiempo especial para detenernos, reflexionar y decidir cómo queremos que sea nuestro próximo año. Es como si el universo nos regalara un botón de “reinicio” para nuestra vida.
En este día se dice que se escribe el rumbo de lo que vendrá: salud, trabajo, relaciones, emociones. No es un destino fijo, sino una oportunidad para alinear nuestros pensamientos y acciones con lo que de verdad queremos atraer. Si conectamos con la energía de Rosh Hashaná, abrimos la puerta a un año con más claridad, paz y bendiciones.
La conexión es muy sencilla y simbólica. Se enciende una vela blanca para invitar la luz, se come manzana con miel para desear un año dulce y se toma un momento para pedir perdón, agradecer y proyectar lo que queremos vivir. Son pequeños actos, pero cargados de intención, que nos ayudan a soltar lo viejo y a recibir lo nuevo con el corazón abierto.
Lo más importante es que esta oportunidad no está siempre disponible. Rosh Hashaná ocurre una sola vez al año, y aprovecharlo puede marcar la diferencia entre seguir arrastrando lo mismo de antes o darle un nuevo giro a tu vida.
Este es el momento de preguntarte: ¿qué quiero sembrar hoy para cosechar mañana? Rosh Hashaná es la invitación perfecta para empezar de nuevo, con luz, esperanza y propósito.




Deja un comentario