El poder de un ¿Por qué?

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Todos cargamos preguntas que marcan nuestra vida. Algunas son pasajeras, pero hay una que, cuando la haces en serio, te cambia por dentro: ¿por qué?. Esa palabra corta, de apenas seis letras, tiene el poder de abrir puertas internas que muchas veces ni sabíamos que existían. Te comparto algo valioso: si aprendes a vivir preguntándote “¿por qué?”, empezarás a entender no solo lo que haces, sino quién eres en lo profundo.

Simon Sinek, en su famoso libro Start with Why, lo explica de forma brillante: nuestras emociones y comportamientos se originan en el sistema límbico, la parte más antigua de nuestro cerebro. Es decir, tu “por qué” no está en la lógica fría de la corteza cerebral, sino en esa zona donde nacen la motivación, el propósito y la pasión. Si quieres transformar tu vida, no basta con preguntarte “¿qué hago?” o “¿cómo lo hago?”, necesitas regresar al origen: tu “por qué”.

Mira a tu alrededor: las personas y empresas más inspiradoras no destacan solo por lo que hacen, sino porque transmiten un propósito claro. Apple, por ejemplo, no vende computadoras únicamente: vende la idea de desafiar lo establecido. Nelson Mandela no fue recordado solo por lo que dijo, sino por el “por qué” de su lucha: la libertad y la dignidad humana. Ese “por qué” conectó con millones y transformó historias.

Sé que a veces la pregunta incomoda. Nos enfrentamos a silencios internos o a respuestas que no siempre llegan de inmediato. Pero justamente ahí está su fuerza: el “¿por qué?” es un espejo que no miente. Y si no tienes la respuesta hoy, no pasa nada. Vuelve a preguntártelo mañana, en un mes o en un año; la vida tiene sus tiempos, y a veces necesitamos madurar para escuchar la respuesta con claridad.

Como psicólogo y practicante de tradiciones espirituales y filosóficas, he visto que las personas que se atreven a preguntar “¿por qué?” alcanzan un nivel distinto de autoconciencia. No importa si aplicas esta pregunta para un sueño, una relación, un trabajo o un proyecto personal: cuando encuentras tu “por qué”, el resto se acomoda.

Vivimos en un mundo saturado de distracciones, likes y estímulos superficiales. Si no tienes tu “por qué” claro, corres el riesgo de vivir apagando fuegos ajenos en lugar de encender tu propia luz. No lo pospongas más: empieza hoy mismo. Pregúntate: ¿por qué hago lo que hago? ¿por qué quiero lo que quiero? ¿por qué estoy en donde estoy?.

Haz la prueba. Y verás que el simple hecho de hacerte esa pregunta, honestamente, puede ser el inicio de un viaje de transformación.

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