Escribe tu propio cuento: la llave para descubrirte

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¿Te has dado cuenta de que todos cargamos un libro invisible en la cabeza? Uno que vamos escribiendo sin darnos cuenta, página a página, con las aventuras, dramas y pequeñas victorias de nuestra vida. Hoy quiero proponerte algo que puede cambiar la forma en que te ves y entiendes tu propia historia: escribir tu cuento. No un resumen aburrido, sino una historia con dragones, hadas, guerreros o lo que se te antoje. Y sí, aunque suene infantil, es un ejercicio profundamente serio para conocerte.

Cuando escribes un cuento, no solo inventas; proyectas. Lo que pones en cada personaje, villano o héroe, es un pedazo de ti o de tu mundo. La psicología lo confirma: los relatos que creamos son espejos de nuestro inconsciente. Por eso, terapeutas infantiles usan este método para descubrir miedos, conflictos y hasta las figuras más importantes en la vida de un niño. Pero, ¿por qué dejar que solo los niños se beneficien? Tú también puedes hacerlo y la ganancia es enorme: más claridad, más consciencia y más control sobre tu propia narrativa.

Te propongo un reto:

Toma un cuaderno o tu scrapbook. Escribe un cuento como si fueras guionista de tu propia película. Puede ser de fantasía épica, de ciencia ficción, de romance o de comedia absurda. Cuando lo termines, responde a estas preguntas: ¿Quién es el protagonista? ¿Cómo te identificas con él o ella? ¿Quién es el villano? Si tuviera la cara de alguien que conoces, ¿quién sería? ¿Hay otro personaje importante? ¿A quién te recuerda? ¿De qué trata la historia? ¿En qué se parece a tu vida real? ¿Cómo termina?

Aquí entra la magia: al contestar, empiezas a hilar la conexión entre lo que inventaste y lo que vives. Tal vez el dragón sea tu jefe insoportable, la princesa tu mejor amiga o el héroe esa versión tuya que aún no te atreves a sacar a la luz. Y cuando lo descubres, algo poderoso pasa: entiendes que tú tienes la pluma. Tú decides si ese dragón sigue aterrorizando el reino o si el héroe crece lo suficiente para enfrentarlo.

Hoy te comparto esta herramienta que uso en sesiones terapéuticas porque sé lo transformadora que es. Si la aplicas, no solo te llevas un ejercicio divertido, sino un mapa de tu mundo interno.

Consistencia: Si alguna vez dijiste que quieres conocerte mejor o superar tus miedos, esta es tu oportunidad para ser coherente con ese deseo.

No eres el primero en hacerlo; muchos pacientes y alumnos han descubierto cosas increíbles sobre sí mismos con este método. Incluso escritores famosos lo usan para desbloquear creatividad.

Simpatía: Lo hago contigo porque yo también he escrito mis cuentos, he enfrentado a mis villanos y he reído con mis héroes. Entiendo lo que es verse reflejado en una historia y sentir ese “ajá” que cambia tu perspectiva.

Este ejercicio está respaldado por técnicas proyectivas usadas en psicología, que permiten acceder a partes del inconsciente que normalmente no salen a la luz con una simple conversación.

No lo dejes para “cuando tengas tiempo”, porque la claridad que obtendrás puede ser justo lo que necesitas hoy para cambiar tu historia real.

Escribir tu cuento no es un pasatiempo: es una forma de tomar las riendas de tu guion de vida. Y créeme, cuando termines, no vas a leer solo un cuento… vas a leer un pedazo de tu alma.

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