Un rey fue a su jardín y descubrió que sus árboles y arbustos morían.
El roble dijo que se moría por no ser tan alto y fuerte como el pino. El pino estaba muy triste porque no podía dar uvas como la vid; y la vid moría porque no podía dar flores tan hermosas como la rosa; a su vez, la rosa no quería vivir porque nunca sería tan fuerte como el roble…
El rey, decepcionado de su jardín, caminó hasta encontrarse con un clavel que florecía con mucha vida y le preguntó:
—¿Cómo es que tú has podido crecer en medio de este jardín moribundo?
El clavel le respondió:
—Quizá porque cuando me plantaste supuse que querías un clavel, ya que si hubieras querido otro roble lo habrías sembrado en mi lugar. Por eso pensé: seré el clavel más hermoso. Y aquí estoy, el clavel más hermoso de tu jardín.
Siempre estamos envidiando la vida del otro, del que tiene éxito, la familia que tiene dinero, salud o trabajo, pero existe una verdad absoluta y es que somos lo que somos y nada ni nadie lo va a cambiar, y hasta que no aceptes tu realidad y la ames, no serás feliz.





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