Cuando todo te truena… ¡No te rindas, carajo!”

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Hay días en que uno no solo siente que le llueve… sino que le cae encima el aguacero con granizo, truenos, relámpagos y hasta el WiFi deja de funcionar. Días en los que te dan ganas de poner el mundo en pausa, bajarte un rato y mandar todo a volar.

¿Te ha pasado?

Esa sensación de “ya no puedo más”, ese momento en que te dices: “¿neta esto no se va a acabar nunca?”. Esos días oscuros que no solo se sienten eternos, sino que encima vienen acompañados de crisis existencial, caos familiar, ansiedad económica, dolor físico y, por si fuera poco, cero ganas de socializar. Y ahí estás tú, con el alma hecha nudo, preguntándote si todo esto tiene algún sentido.

✋ Alto ahí.

Este es el momento exacto donde quiero hablarte con el corazón en la mano:

💥 No te rindas. No hoy. No así.

A ver, no te lo digo desde un discurso motivacional barato ni desde una frase de taza de café.

Te lo digo desde la experiencia de haber estado ahí.

Porque sí… hay momentos en los que rendirse parece lo más lógico, lo más humano, lo más cómodo. Pero ¿y si justo ese momento es el umbral donde algo en ti está por transformarse?

Déjame contarte algo que me cambió la vida:

Cuando todo se cae a pedazos, no estás perdiendo. Estás cambiando de piel.

🐍 Cambiar de piel duele.

¿Sabes por qué una serpiente cambia de piel?

Porque la que tiene ya no le queda. Le aprieta, le incomoda, no le permite seguir creciendo.

Y aunque el proceso es incómodo, molesto, incluso doloroso… si no lo hace, muere.

¿Y sabes qué?

Eso mismo estás viviendo tú.

No es castigo. No es mala suerte. Es renovación.

🌀 El paso a paso para no rendirte cuando todo parece colapsar:

1. Reconócelo: te está doliendo.

Y eso está bien. No estás mal por sentirte mal.

No necesitas fingir que todo está bien. Llora, grita, escribe, rompe hojas… pero no rompas tu espíritu. El dolor habla, escúchalo.

2. Descansa, no huyas.

No confundas descansar con abandonar.

No hacer nada un rato no es perder el tiempo, es recuperar el alma. Apaga el celular. Duerme. Sal al sol. Respira. No todo se resuelve en un día, pero muchas cosas se acomodan cuando te das chance.

3. Mira lo que sí tienes.

Haz una lista, neta. Escríbela.

Desde lo más básico: aire, comida, una cama, alguien que te quiere. Tu lista puede que sea corta… pero si aún hay algo por lo que dar gracias, hay algo por lo que seguir.

4. Busca una voz amiga.

A veces no necesitamos soluciones. Solo alguien que nos escuche sin juzgar. Alguien que nos diga: “te entiendo” en lugar de “deberías”. No estás solo. Y si sientes que sí, hoy yo estoy aquí para decírtelo.

5. Haz algo pequeñito hoy.

No tienes que resolver toda tu vida en 24 horas. Pero sí puedes:

salir a caminar, tomar agua, escribir 3 cosas que aprendiste, decirle a alguien que lo quieres. Eso ya cuenta. Eso es luchar.

A veces creemos que la vida nos está castigando…

cuando en realidad nos está preparando.

Las personas más fuertes que conoces, pasaron por tormentas que casi los derrumban. Pero no se rindieron. Y no porque fueran súper humanos, sino porque en algún momento, alguien les recordó que valía la pena seguir.

Hoy, quiero ser esa voz para ti.

Haz esto hoy mismo:

Escribe en un papel esta frase y pégala donde puedas verla:

“No me rindo, porque aún estoy en pie. Y mientras respire, todo puede cambiar.”

Mándale este artículo a alguien que sabes que lo necesita. Porque si tú lo necesitabas… alguien más también. Tómate una selfie sonriendo (aunque sea chiquito el gesto). Guarda esa foto como prueba de que no te rendiste hoy.

Y recuerda esto, por favor:

No tienes que ser perfecto, ni tener todas las respuestas. Solo tienes que seguir aquí. Porque tu historia aún no termina.

Y lo que viene después… puede sorprenderte.

Hoy no te rindas. Mañana tampoco. Y pasado, tampoco.

Un día a la vez. Un paso a la vez. Estamos contigo. 💙

¿Te animas a seguir?

Te leo en los comentarios 👇 o mándame un mensajito.

Y si quieres, hacemos esta travesía juntos.

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