🩸“¿Sientes que alguien te chupa la energía? No estás loco: te están drenando”

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Descubre cómo protegerte de los vampiros energéticos sin convertirte en uno de ellos.

¿Alguna vez has salido de una conversación sintiéndote como si te hubieran atropellado emocionalmente? No pasó nada físico, pero estás agotado, con dolor de cabeza, sin ganas de hacer nada… y con una sensación rara, como si alguien te hubiera sacado el jugo.

💀 Bienvenido al club de los que han sido mordidos por un vampiro… energético.

🧛‍♂️ El enemigo invisible que vive entre nosotros

Mira, no estoy hablando de murciélagos ni de Transilvania. Estoy hablando de esas personas que, con solo abrir la boca o mandarte un mensajito pasivo-agresivo, te bajan la pila más rápido que una aplicación en segundo plano.

Barbara Ann Brennan, en su libro “Manos que Curan”, lo explica de forma brutalmente clara:

Cuando discutimos, por encima de nuestras cabezas se forman esferas energéticas que entran en guerra. El que “gana”, literalmente chupa la energía del otro.

Y eso no es una metáfora bonita. Es real. Lo sientes en el cuerpo: dolor, cansancio, irritación, vacío.

⚔️ ¿Cómo saber si estás en una guerra energética?

Estás en una reunión y de la nada te sientes cansadísimo. Hablas con cierta persona y acabas sintiéndote drenado. Te duele la cabeza tras discutir con alguien, aunque creas que “ganaste”. Sientes culpa, confusión o tristeza después de estar con alguien. Tu estado de ánimo cambia radicalmente sin una razón clara.

Eso no es casualidad. Eso es energía moviéndose. Y a veces, siendo robada.

🧙‍♀️ ¿Y qué haces ante un vampiro energético?

No, no necesitas ajo ni una estaca. Pero sí necesitas una esfera de luz.

Literalmente.

Cierra los ojos. Imagina que estás envuelto en una esfera de luz blanca o dorada.

Respira profundo y repite mentalmente:

🗣️ “Esfera de luz, cuida mi energía de todo vampiro energético y no formes parte de la discusión.”

Listo. Tu energía queda blindada como celular con doble contraseña.

Y aquí viene lo más poderoso: no discutas. No expliques. No entres en su juego.

Solo di: “Tienes razón”, “Puede ser” o guarda silencio. El vampiro se desconecta. Porque ya no hay qué chupar.

🎯 ¿Y si tú estás siendo el vampiro?

¡Ajá! Esta parte incomoda, pero es necesaria. Porque a veces, sin querer, tú también puedes andar sediento de energía ajena.

Cuando buscas siempre tener la razón. Cuando necesitas atención desesperadamente. Cuando usas la culpa, el enojo o el drama para sentirte vivo.

No te juzgues. Todos hemos pasado por ahí. Pero consciencia mata vampiro.

Hazte la pregunta:

“¿Estoy compartiendo energía o robándola?”

Y si la respuesta no te gusta, respira, haz una pausa… y empieza a dar desde el amor, no desde la carencia.

Tu energía es lo más valioso que tienes. Es tu gasolina espiritual. Tu radar emocional. Tu escudo. Tu brillo.

Y nadie tiene derecho a drenártela.

Pero tampoco tú tienes por qué vivir desconectado de ti por no saber cómo protegerla.

Ser fuerte no es gritar. Es guardar tu centro.

Ser sabio no es ganar discusiones. Es no entrar en guerras inútiles.

Y ser luz no es evitar a la oscuridad. Es saber cómo mantener tu chispa cuando estás rodeado de sombras.

Si hoy identificaste a un vampiro en tu vida, no lo odies. Pon límites.

Si hoy descubriste que a veces tú chispas energía ajena, no te culpes. Empieza a sanar.

Y si esto te hizo click, compártelo con alguien que sepa lo que es salir de una reunión sintiéndose como trapo mojado.

Hazlo por tu energía.

Hazlo por tu paz.

Hazlo por tu alma.

Nos vemos en la Luz.✨

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