¿Alguna vez te has quedado viendo al techo en la noche, con esa frase que no debiste decir dándote vueltas en la cabeza?
¿O con ese momento que quisieras borrar para siempre porque, si pudieras regresar el tiempo, uff, lo harías diferente?
Sí… todos hemos estado ahí. Y no solo una vez. Varias.
Pero déjame hacerte una pregunta muy seria, de corazón a corazón:
¿Te has perdonado?
No a tu ex, ni a tus papás, ni a tu jefe.
A ti.
¿Te has perdonado por lo que hiciste… o por lo que no hiciste?
¿Te has abrazado después de esa metida de pata, o sigues ahí, dándote con el látigo mental cada que recuerdas lo que “debiste” hacer?
🌱 Aquí empieza todo: ¿Por qué es tan difícil perdonarnos?
Nos enseñaron a pedir perdón.
Nos enseñaron a perdonar a los demás.
Pero nadie nos enseñó a perdonarnos a nosotros mismos.
Creemos que si nos perdonamos, estamos justificando el error.
Pero eso es una trampa del ego.
El perdón no borra lo que pasó. Lo que hace es liberarte del castigo eterno que tú solito te estás imponiendo.
💥 ¿Cómo saber si necesitas perdonarte?
Hazte estas preguntas con toda honestidad:
¿Sientes culpa por algo que pasó hace tiempo? ¿Te descubres reviviendo mentalmente momentos donde “fallaste”? ¿Te cuesta verte con cariño cuando piensas en esa versión de ti? ¿Te juzgas más fuerte de lo que juzgarías a alguien que amas?
Si dijiste “sí” a una o más… entonces, carnalita, carnalito… este artículo es para ti.
🛠️ El paso a paso para soltarte, perdonarte y liberarte
Esto no se resuelve con una frase bonita (aunque ayuda), ni con un TikTok inspiracional.
Esto es un proceso, pero ¡se puede!
Vamos paso a paso:
1. Identifica el momento
Ese que aún te duele.
Esa escena, esa decisión, esa reacción.
Tráela a la mente, pero sin miedo.
No es para revivir el dolor, sino para verlo de frente.
2. Reconoce lo que sentiste y lo que no supiste manejar
Tal vez actuaste desde el miedo.
Desde el enojo.
Desde la ignorancia.
Eras otra persona. Literal.
Hoy sabes más. Hoy entiendes más.
Eso ya es evolución.
3. Valida tu humanidad
No eres perfecto. Ni tú, ni nadie.
A veces, equivocarse era la única forma de aprender.
Y eso que hiciste (o no hiciste)…
fue parte del camino.
4. Deja de castigarte
No hay premio por cargar culpas eternas.
No hay medalla por autoflagelarte mentalmente.
Lo que pasó, pasó. Pero tu presente está vivo.
Y cada día es una nueva oportunidad para honrar lo que aprendiste.
5. Haz este pequeño ritual (y sí, dilo en voz alta)
Me perdono por todo lo que hice y por lo que no hice.
Me amo profundamente.
Y hoy decido respetarme y valorarme.
Hoy, y siempre.
Hazlo frente al espejo. Llora si tienes que llorar.
Respira profundo.
Y deja que esa culpa… se disuelva un poquito más.
✨ Lo que no te dijeron sobre el perdón propio
Nadie te va a dar permiso de perdonarte.
Eso es algo que solo tú puedes decidir.
Y no, no se trata de hacer borrón y cuenta nueva como si nada.
Se trata de mirar ese capítulo con compasión.
Y entender que el protagonista estaba haciendo lo mejor que podía con lo que sabía en ese momento.
Porque al final del día, no viniste a esta vida a ser perfecto.
Viniste a aprender, crecer, amar y sanar.
Y a veces, eso incluye perdonarte… muchas veces.
💌 Hoy te toca apapacharte
Así como abrazas a alguien que amas cuando se equivoca,
hoy abrázate a ti.
No necesitas cargar esa culpa un día más.
No tienes que castigarte por un error del pasado.
Tienes derecho a sanar.
Tienes derecho a amarte, con todo y tus sombras.
Hazlo por ti.
Hazlo por esa versión de ti que luchó, aunque no supiera cómo.
Hazlo por la persona que estás construyendo ahora.
Hoy, regálate 5 minutos.
Haz el ritual del perdón propio.
Escríbelo en una nota, en tu espejo, en tu alma.
Y si te nace, compártelo con alguien más.
Porque tal vez, justo hoy, alguien necesita leer esto:
“Me perdono. Me amo. Me valoro. Y sigo adelante.”
¿Te sentiste identificado?
¿Lloraste tantito?
¿O te diste cuenta que ya era hora?
Cuéntame en los comentarios o mándame un mensaje privado.
Y si crees que esto le puede servir a alguien,
¡compártelo!
Porque todos tenemos algo pendiente por perdonarnos…
y merecemos ser libres.




Deja un comentario