¿Te tiembla la voz cuando hablas en público? Con estos trucos te vas a volver el alma de la fiesta (o de la junta)”

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Sudas, tiemblas, la mente se te queda en blanco… ¿Te suena?

Si alguna vez has sentido que hablar frente a los demás es como lanzarte sin paracaídas desde un edificio de 30 pisos, no estás solo. No importa si eres el más chistoso entre tus amigos o un crack en lo que haces… cuando llega el momento de pararte frente a una audiencia, ¡pum! Todo se te borra. 😰

Y sí, te entiendo.

Porque todos, tarde o temprano, acabamos en ese momento incómodo:

– “Dile unas palabras al grupo”

– “¿Puedes presentar el proyecto?”

– “¿Nos das unas palabras en la boda de tu primo?”

Ajá, y ahí estás tú, con la boca seca, las ideas patas arriba y las rodillas listas para pedir clemencia.

Pero aquí va la neta: hablar en público no es un talento misterioso reservado a los iluminados. Es una habilidad. Y como toda habilidad, se puede aprender, se puede entrenar… y sí, se puede dominar.

🧠 Paso a paso: cómo dejar de temblar y empezar a brillar

1. Haz trampa (legal): usa tarjetitas

No confíes al 100% en tu memoria, porque el pánico escénico te la puede jugar. Mejor, escribe los puntos clave en tarjetas o una hojita discreta. No todo el discurso, solo ideas principales. Eso te da estructura y tranquilidad.

2. Respira como maestro Shaolin, no como pez fuera del agua

Antes de salir al ruedo, practica esta respiración:

Inhala suave por la nariz…

Detén unos segundos (sin forzar)…

Y exhala por la boca como si soplaras una vela sin apagarla.

Hazlo tres veces. Y si puedes, hazlo en el baño o un rincón donde nadie te vea (nadie necesita saber que estás desbloqueando tu chi).

3. La mirada mágica: ni a los ojos, ni al piso

Este truco es oro puro: no mires a los ojos directamente si te sientes inseguro. Mira justo al entrecejo o la frente. Ellos pensarán que los estás mirando con confianza, y tú no te sentirás tan invadido.

Además, mueve tu cabeza ligeramente: mira al frente, luego a la izquierda, luego a la derecha. Eso hace que todos sientan que hablas con ellos. Es como un hechizo visual.

4. Tu cuerpo también habla… y a veces grita

Nada de manos en los bolsillos (pareces escondiendo nervios), ni de balancearte como barquito en tormenta.

Planta tus pies como si echaras raíces. Firme, con postura abierta, pecho sin exagerar, brazos libres. Tu cuerpo dice “yo estoy aquí”, aunque por dentro estés diciendo “sálvame, Diosito”.

5. Sonríe. Pero sonríe en serio.

El inicio es clave. Saluda, sonríe y tómate un segundo antes de arrancar. No corras a empezar. Respira y deja que todos te vean… eso te da autoridad sin decir una palabra.

6. Habla como si contaras una historia en la banqueta

Nada de palabras rimbombantes o frases rebuscadas. Si lo dices como lo platicas en el café con tu amiga, vas a conectar. Las personas no quieren escuchar un robot con PowerPoint… quieren sentir que alguien real les habla.

7. Menos es más: sé breve y directo

Si hablas poco pero con claridad, todos te escuchan. Si te enrollas, la gente se pierde y tú también. Como diría tu tío sabio: “mejor que digan ‘¡ya se acabó!’ a que digan ‘¡¿cuándo se acaba?!’”

🤯 Todos podemos hacerlo

Nadie nace sabiendo hablar en público. Hasta los grandes oradores la regaron mil veces. Pero se entrenaron. Se cayeron. Aprendieron. Y ahora tú también puedes.

Hablar en público no se trata de impresionar, se trata de conectar.

No tienes que ser elocuente como político ni gracioso como comediante. Solo tienes que ser tú… pero preparado.

Haz esto hoy mismo:

Tómate 5 minutos, elige un tema que te apasione (el que quieras: comida, series, tu abuelita), y graba un video de 1 minuto explicándolo.

Revísalo. ¿Qué te gusta? ¿Qué mejorarías?

Hazlo mañana otra vez. Y pasado también.

Así se entrena.

Y cuando llegue el día de la junta, la boda o la plática en público… no vas a temblar.

Vas a brillar.

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