¿Te ha pasado que te gusta alguien, lo das todo, sonríes, eres amable, te esfuerzas… y nada?
Ni una chispa, ni una mirada prolongada, ni siquiera un mensajito de vuelta. Y tú te quedas con el corazón medio apachurrado, preguntándote: “¿Qué hice mal?”, “¿Será mi cara?”, “¿Dije algo que no debía?”
Detente. Respira. Porque aquí viene una verdad científica, biológica y hasta medio mágica: no eres tú, son tus feromonas.
¿Qué demonios son las feromonas y por qué arruinan (o encienden) tus citas?
Las feromonas son como pequeños hechicitos químicos que tu cuerpo lanza al universo, sin que tú te des cuenta. No se ven, no huelen (al menos no conscientemente), pero están ahí. Volando como señales invisibles, diciendo cosas como:
“Ey, aquí hay alguien interesante…”
o
“Corre, aquí hay algo que no cuadra.”
Son las responsables de eso que llamamos “química”.
Sí, esa frase tan cliché de “es que no hubo química” tiene base biológica. Es ciencia pura con aroma a karma emocional.
El problema no eres tú, es que no combinan tus señales
Hay veces en que conoces a alguien y ¡pum! todo fluye. Ríen, se miran, se entienden… Aunque no sea “tu tipo”.
Y hay otras veces donde la persona parece salida de una telenovela turca, con músculos y doctorado… pero nomás no. Y lo sientes. Algo dentro de ti grita “no va por aquí”.
Ese “algo” son tus feromonas reaccionando.
Y no se trata de que seas feo, raro o insuficiente. ¡Para nada! Se trata de que sus sistemas biológicos no están en sintonía.
¿Y entonces qué hago con mi corazoncito roto?
Aquí va el paso a paso para salir de esa frustración de “me rechazaron” y empezar a decir: “ok, no hubo química, NEXT.”
1. Deja de tomártelo personal
No fue por tu ropa, tu humor ni por decir “hola” con voz nerviosa. Fue porque sus cuerpos no hicieron match. Tan simple como eso.
2. Recuerda que tú también emites señales
Y así como hay quien te rechaza sin saber por qué, también habrá quien se sienta inexplicablemente atraído a ti. Tu “tribu” hormonal existe.
3. No fuerces lo que no fluye
Si no hay chispa, no la fabriques. No tienes que convencer a nadie de que eres adorable. Eso ya lo eres. Solo que no para todos.
4. Busca la conexión, no la perfección
A veces estamos tan obsesionados con que alguien “tiene todo lo que me gusta” que no escuchamos al cuerpo diciendo “aquí no hay química”. Aprende a escucharte también por dentro.
Amar sin forzar y soltar sin miedo
La próxima vez que alguien no responda como tú esperabas, no te castigues.
Agradécele al universo que te ahorró tiempo con alguien que no estaba vibrando en tu misma frecuencia.
Y ábrete a conocer nuevas personas. Porque tu olor emocional —tu energía, tu esencia, tus feromonas— está buscando su complemento en alguien que, cuando te vea, simplemente diga:
“No sé por qué, pero hay algo en ti que me encanta.”
La próxima vez que digas “no hubo química”… acéptalo con dignidad y hasta con humor.
Y cuando sí la haya, disfrútalo sin miedo.
Porque la química no se fabrica. Se siente. Y se huele… aunque no sepas que lo estás oliendo.
¿Te ha pasado alguna vez eso de “ni guapo ni guapa, pero me encantó”? Cuéntamelo en los comentarios o mándame un mensajito. ¡La química no miente!
¿Quieres más historias donde la ciencia, el amor y la magia se mezclan?
Sígueme y no te pierdas la próxima.





Deja un comentario