¿Te da miedo envejecer? Entonces necesitas leer esto antes de que sea demasiado tarde

Written by:

Ok, vamos a empezar fuerte y directo al corazón:

¿Alguna vez has sentido ese miedo silencioso de volverte invisible para el mundo, de ser un estorbo, de quedarte solo mirando cómo la vida sigue… pero sin ti?

Sí, ese miedo que no siempre decimos en voz alta pero que se mete como polilla en la mente: ”¿Qué va a pasar cuando envejezca?”

Déjame decirte algo: ¡ese miedo es mucho más común de lo que crees!

Y hoy vamos a darle la vuelta.

¿Qué pasa cuando pensamos en la vejez?

Seamos honestos.

Desde chicos nos programan para ver la vejez como el final del juego.

Frases como:

“No quiero ser un estorbo para mi familia…” “No quiero ver mi decadencia…” “No quiero esconder mi panza, mis canas, mis arrugas…”

Se nos quedan tatuadas en la cabeza, como si envejecer fuera un crimen.

Y ahí vamos, corriendo detrás de cremas milagrosas, dietas imposibles, fotos con filtros, queriendo congelar el tiempo como si fuera gelatina.

¡Pero no, caray! El tiempo no se detiene, y por más que nos hagamos los distraídos… ¡la vejez va a llegar!

La gran pregunta es:

¿Vas a esperarla temblando de miedo, o vas a recibirla como quien recibe un viejo amigo lleno de historias épicas?

El truco que nadie nos enseñó: La vejez solo toca el cuerpo, NO el alma

Mira, te voy a contar algo que cambió completamente mi visión:

El alma no envejece.

Jamás.

Así de simple.

Tu cuerpo, sí. Se arruga, se cansa, pierde fuerza.

¿Pero tu alma?

Tu alma es ese niño o niña de cinco años que sigue flipando cuando ve un atardecer, un perrito corriendo, o cuando escucha su canción favorita.

¿Te has dado cuenta que los ojos de las personas mayores no cambian?

¡Exacto!

Esa chispa es el alma diciendo: “Aquí sigo, amigo, igual de joven, igual de viva.”

Y si el alma sigue siendo joven, ¿por qué traicionar su frescura con una actitud marchita?

Entonces… ¿Cómo carajos se acepta la vejez y se es feliz con ella?

Vamos por partes, como buen taco de suadero:

1. Usa pero no abuses

Una señora de 100 años (sí, 100, sin photoshop) dijo algo que me voló la cabeza:

“Usa tu cuerpo, úsalo mucho… pero no abuses de él.”

Haz ejercicio, camina, baila, ríete, pero también escucha cuando tu cuerpo pida tregua. Respétalo.

2. Llénate de proyectos ridículamente emocionantes

No importa si terminas uno de cada cien, ¡eso es lo de menos!

Lo importante es tener ganas de despertar cada día pensando:

“Hoy quiero aprender a pintar, escribir un poema, bailar salsa aunque me tropiece…”

3. Encuentra nuevas motivaciones todo el tiempo

No te encadenes a la idea de que ya hiciste todo.

Siempre hay algo que descubrir: un libro, un amigo nuevo, un lugarcito por visitar, una causa por apoyar.

La vida es un buffet infinito, ¡no te quedes sentado en la primera mesa!

4. Ámate y respétate como tu mayor fan

Deja de mirarte al espejo buscando defectos.

Mírate como mirarías a tu mejor amigo: con orgullo, con ternura, con un chorro de paciencia.

Admírate por todo lo que has vivido, sentido, amado, aprendido.

5. Hazle un altar al amor (de Dios, de la vida, de la familia, de los amigos)

No te encierres en tu mundo.

Ábrete a dar amor y, sobre todo, a recibirlo.

El amor es el mejor rejuvenecedor natural. Y lo mejor: ¡es gratis!

Una pequeña reflexión (de esas que se quedan pegadas al alma)

La vejez no es una enfermedad.

No es una derrota.

Es una conquista.

Cada arruga es una medalla.

Cada cana, un trofeo.

Cada historia que puedes contar, un legado.

Así que… deja de pelearte con el paso del tiempo.

Mejor camina a su lado, platica con él, invítalo a un café.

Haz las paces con la vida que ya viviste y empieza a amar la que te queda por vivir.

Porque te prometo algo:

La verdadera juventud no está en los músculos, sino en la manera en que abrazas la vida cada día.

¿Qué vas a hacer hoy para empezar a ser el joven eterno que tu alma sabe que eres?

Déjame un comentario:

¿Qué cosa nueva vas a intentar esta semana?

(Te apuesto un café a que te va a encantar cómo te hace sentir).

¡Nos leemos en los sueños y en las arrugas felices!

Deja un comentario