¿Sientes que repites los mismos errores una y otra vez? Este antiguo secreto de 49 días podría liberarte (y nadie te lo había contado así)

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A ver, seamos honestos… ¿no te ha pasado que hay cosas en tu vida que sabes que están mal, que te hacen daño, que ya las quisieras cambiar, pero… ahí siguen? Como si tuvieras un “loop” emocional programado por una versión antigua de ti, que se niega a actualizarse.

Y no importa cuántos libros leas, cursos tomes o promesas te hagas… ¡bum! Vuelves a caer en lo mismo.

Ahora imagina que existe una tecnología espiritual de 49 días, probada por sabios y místicos desde hace más de 3,000 años, que fue diseñada exactamente para eso:

Para ayudarte a romper ciclos, soltar patrones viejos y conectar con tu mejor versión.

Se llama Sefirat HaÓmer.

¿Pero qué es eso, chatita? ¿Y qué tiene que ver con la Kabbalah?

Primero lo básico: “Sefirat HaÓmer” significa literalmente “la cuenta del Ómer”.

En tiempos del Templo de Jerusalén, cada año después de Pesaj (la salida de Egipto), se traía una ofrenda de cebada llamada “Ómer”. Y desde ese segundo día de Pesaj se empezaba a contar:

1… 2… 3… hasta llegar a 49.

Pero la Kabbalah –que nunca se queda solo con lo literal– nos dice que esa cuenta no era nada más para saber cuándo era Shavuot (la festividad en que se recibió la Torá)…

¡Era un mapa para el alma!

Un mapa que te lleva de la esclavitud del ego, a la libertad espiritual.

De tus reacciones automáticas, a tu yo consciente.

Del caos… a la luz.

La clave: las Sefirot (y no, no son pokémones)

Según la Kabbalah, Dios no se comunica con nosotros directamente, porque Su luz es demasiado intensa. Así que creó canales para que Su energía pueda manifestarse en el mundo.

Esos canales se llaman Sefirot (plural de Sefirá) y son como cualidades divinas que también existen dentro de ti.

Durante el Ómer, trabajamos con 7 de las 10 Sefirot (las llamadas “emocionales”):

Jésed (Amor incondicional) Gvurá (Disciplina, límites) Tiféret (Compasión, armonía) Nétsaj (Perseverancia, victoria) Hod (Humildad, entrega) Yesod (Vínculo, conexión, sexualidad sana) Maljut (Presencia, liderazgo, manifestación)

Cada semana del Ómer se enfoca en una Sefirá.

Y cada día se trabaja una combinación entre la Sefirá de la semana y otra Sefirá.

Por ejemplo:

Semana 1 (Amor): Día 1 = Amor en el amor, Día 2 = Disciplina en el amor, Día 3 = Compasión en el amor… Semana 2 (Disciplina): Día 8 = Amor en la disciplina, Día 9 = Disciplina en la disciplina, etc.

¿Ves? Es como si cada día fuera un espejo que te muestra una parte de ti que puedes mejorar, sanar o reforzar.

Pero ¿cómo se hace en la práctica? ¿Qué tengo que hacer?

No necesitas incienso de unicornio ni ponerte en flor de loto sobre una montaña (aunque suena cool).

Solo necesitas:

Contar el día cada noche, después del atardecer. Algo como: “Hoy es el día 5 del Ómer”. Reflexionar sobre la combinación de ese día. Por ejemplo: “¿Estoy siendo amoroso pero con límites claros? ¿O se me va la mano y me olvido de mí por complacer a todos?” Aplicarlo en la vida real. Ya sea en una plática difícil, un acto de bondad, un cambio de actitud, un perdón, una disculpa… lo que sea que toque ese día.

Cada día se vuelve una práctica espiritual viva, emocional y poderosa.

Un microentrenamiento para el alma.

¿Y qué gano con hacer esto, chatita? ¿Qué cambia?

Ahí te va lo bueno.

Si haces la cuenta con conciencia e intención, notarás cosas como:

Te vuelves más honesto contigo mismo. Tus relaciones mejoran (menos drama, más verdad). Empiezas a tomar mejores decisiones. Se despierta tu parte espiritual, pero sin perder los pies en la tierra. Sientes que estás caminando con propósito, y no sobreviviendo en automático.

Es como hacer un Tai Chi emocional todos los días… pero en tu interior.

Reflexión final: el viaje no es hacia afuera, sino hacia adentro

Pesaj fue salir de Egipto.

Pero el Ómer… es sacar el Egipto que traes dentro.

Ese Egipto mental que te hace decir: “No puedo cambiar, yo soy así”, “Siempre me pasa esto”, “Ya pa’ qué…”

El Ómer te dice:

Sí puedes cambiar.

No estás solo.

Y hay una guía para hacerlo paso a paso.

¿Quieres hacerlo conmigo este año?

Si sentiste aunque sea un chispazo de ganas, un “mmm esto me late”, no lo ignores.

Podemos ir día por día con reflexiones simples, meditaciones, ejercicios…

Y si quieres, lo mezclamos con un poquito de Tai Chi, de Kabbalah, de magia práctica y hasta de humor para que el viaje sea más ligero.

¿Le entras? Yo ya estoy contando…

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