¿Y si te dijera que no eres solo tú… sino una mesa llena de personajes tomando decisiones por ti?

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A ver…

¿Alguna vez te has preguntado por qué a veces actúas como una mamá gallina con tus amigos, pero otras veces eres el alma de la fiesta… o la víctima del drama?

Y luego te dices: “¿¡Qué me pasa!?”

Spoiler: no estás loco.

Estás lleno de personajes. Literal.

Sí, así como lo lees. Dentro de ti hay todo un elenco de arquetipos dirigiendo tu vida como si fuera una obra de teatro. ¡Y tú ni enterado!

Bienvenido a la junta directiva secreta de tu vida

Carl Jung, este señor suizo con cara de sabio misterioso, propuso algo que te va a volar la cabeza:

“Dentro de cada persona hay un inconsciente colectivo repleto de arquetipos.”

¿Y qué son esos?

Son como personajes simbólicos que cargamos en la mochila emocional. No se ven, pero se sienten. Son energías, patrones, roles que asumes sin darte cuenta.

El “saboteador” que te dice “no lo vas a lograr”.

La “princesa” que espera que la rescaten.

El “guerrero” que no se rinde.

La “bruja sabia” que sabe más de lo que dice.

Y el “bufón” que se ríe para no llorar.

¿Y sabes qué es lo más loco?

Todos esos viven en ti. Y se turnan el micrófono.

¿Qué pasa cuando no sabes quién está hablando por ti?

Te sientes confundido.

Reaccionas sin entender por qué.

Te saboteas sin saber cómo.

Y vives atrapado en emociones que ni entiendes, ni te pertenecen del todo.

Por eso este ejercicio es tan poderoso.

La oportunidad: Siéntalos a todos en la mesa

Sí, hoy no es broma. Vas a hacer una especie de consejo interior.

Haz esto con calma, sin prisas. Hazlo con el corazón abierto:

1. Cierra los ojos. Respira profundo.

Imagina que entras a un lugar especial. Hay una mesa redonda.

Es tuya. Eres el anfitrión. Te sientas.

2. Empieza a llamarlos.

Invita a todos los arquetipos que están actuando en tu presente.

Observa quién llega. ¿El protector? ¿El loco creativo? ¿El mártir?

No juzgues, solo mira.

3. Identifica dónde se sientan.

Los que están cerca de ti, son los que más usas.

Los que están frente a ti y no quieres ni ver… ¡ahí está el tesoro!

Esos son los que debes integrar.

4. Escúchalos.

¿Qué te dice el saboteador? ¿Qué quiere la víctima?

¿Por qué la bruja está en silencio?

Agradece a cada uno. Todos te han ayudado a sobrevivir.

Pero ya no necesitas sobrevivir… ahora quieres vivir.

Reflexión entre tú y yo: ¿y si dejaras de pelearte contigo mismo?

Mira, nadie te enseñó esto.

Nos criaron para pensar que solo somos una cosa:

“Yo soy así”, “yo no soy de esas personas”, “yo no soy como tú”.

Pero la verdad es que eres muchas versiones de ti mismo.

Y no se trata de elegir una y matar a las otras.

Se trata de integrar.

De conocer a tus personajes, hacer equipo, y decidir desde la consciencia quién toma el volante hoy.

Hay días para el guerrero.

Días para la niña vulnerable.

Días para el sabio.

Y días para reír como bufón.

Lo importante es saber quién está hablando… y si le vas a dar el micrófono o no.

Ahora sí: ponte valiente.

Te invito a hacer el ejercicio de la mesa.

Hazlo hoy, con música suave, en un lugar tranquilo.

Escribe quiénes llegaron, qué te dijeron, cómo te sentiste.

Y si quieres, cuéntamelo en los comentarios o en mensaje directo.

No estás solo en esto.

Este es un camino de autoconocimiento, y cada paso que das te libera un poquito más.

¿Y tú… ya sabes quién está sentado en tu mesa?

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