“No, el protector solar no es solo para la playa (y te explico por qué deberías usarlo YA)”

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Ok, hablemos de algo que nadie usa bien: el protector solar

Seamos honestos. Cuando piensas en protector solar, ¿qué imagen te viene a la mente? Seguro que es la clásica escena de la playa: tú con gafas de sol, bronceador en mano, olor a coco en el aire… y el típico amigo que se pone rojo como camarón porque “se le olvidó echarse bloqueador”.

Pero aquí va la sorpresa: el protector solar no es solo para la playa. De hecho, si solo lo usas cuando vas a nadar, tu piel está sufriendo en silencio el resto del año. Y no, esto no es drama ni exageración.

Piensa en esto: todos los días sales a la calle, te expones al sol, incluso cuando está nublado. La capa de ozono ya no es la que era (gracias, cambio climático), y eso significa que los rayos ultravioleta nos golpean más fuerte que nunca.

¿El resultado?

• Manchas en la piel

• Arrugas antes de tiempo (¡ouch!)

• Pérdida de elasticidad (adiós, piel firme)

• Y lo más preocupante: un riesgo elevado de enfermedades graves de la piel

Pero espera, porque aquí viene lo interesante…

El protector solar como crema de día: el truco que nadie te dijo

Apostamos a que en tu rutina diaria tienes cremas, sérums, tal vez incluso algún producto coreano con un nombre impronunciable. Pero… ¿usas protector solar todos los días?

Si la respuesta es no, es momento de cambiar eso.

Un protector con SPF 8, 10 o 15 es perfecto para el día a día (sí, incluso si solo vas a la oficina o a hacer mandados). Si vas a la playa o pasarás mucho tiempo al aire libre, entonces sube la apuesta a un SPF 30 o más.

El truco está en aplicarlo bien y con frecuencia, porque sí, el protector solar también se desgasta y deja de hacer su magia si no lo retocas.

Entonces, ¿qué ganas con esto?

• Tu piel se mantiene joven por más tiempo. Básicamente, le dices “no” a las arrugas prematuras.

• Evitas manchas y cambios de textura en la piel. No más parches oscuros ni piel engrosada.

• Proteges tus células y permites que se regeneren mejor. Tu piel trabaja mejor cuando no está constantemente dañada.

• Reducirás el riesgo de enfermedades cutáneas. Y esto es lo más importante de todo.

Así que sí, es momento de empezar a ver el protector solar como un básico de tu rutina, no como un “extra” para la playa. Tu yo del futuro te lo agradecerá.

Y ahora dime, ¿eres team “uso protector todos los días” o team “me lo pongo solo en vacaciones”? Cuéntamelo en los comentarios.

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