No sé cómo decírtelo sin que suene loco, pero los cocos son el secreto para limpiar la mala vibra de tu espacio.
Antes de que me mires raro, déjame contarte una historia.
Hace unos años, un amigo santero me vio cansado, sin energía y con el ánimo por los suelos. Me preguntó cómo me sentía en mi propia casa. “No sé… pesado”, le dije. Como si el aire estuviera cargado, como si algo invisible me drenara.
Su respuesta fue simple: “Pon cocos en las esquinas.”
¿Cocos? ¿En serio? ¿Qué es esto, una receta de cocina?
Pero lo hice. Y lo que pasó después me voló la cabeza.
¿Cómo funciona la magia del coco?
Los santeros dicen que el coco tiene la pureza de los dioses y la fuerza de los héroes. Su energía limpia, absorbe lo negativo y deja el ambiente liviano y fresco.
El truco está en colocarlos en las esquinas de tu casa o donde sientas energía densa. El coco trabaja en silencio, absorbiendo todo lo malo. Pero cuidado: después de un mes o dos, hay que retirarlos. Si no, empiezan a enfermarse de toda la energía negativa que han atrapado.
Piensa en ellos como pequeños guerreros que luchan contra lo que no puedes ver.
Paso a paso: el ritual del coco
1. Consigue cuatro cocos (de los marrones, peludos, los clásicos).
2. Pon uno en cada esquina de la casa o de la habitación que sientas cargada.
3. Déjalos ahí por uno o dos meses. No los toques, deja que hagan su trabajo.
4. Después de ese tiempo, tíralos lejos de tu casa. No los rompas ni los reutilices.
5. Si quieres, repite el proceso para mantener el ambiente limpio.
Lo mejor de esto es que no necesitas hacer ningún ritual complicado. Solo colocarlos y dejarlos actuar.
Pero, ¿de verdad funciona?
Te diré algo: no sé cómo, pero sí funciona.
Desde que hice esto, mi casa se sintió diferente. Dormía mejor, discutía menos, incluso mi ánimo cambió. Con el tiempo, recomendé el ritual a amigos y familiares. ¿Y qué crees? Todos dijeron lo mismo.
Si hay un rincón de tu casa donde te sientes incómodo, o si últimamente las cosas no fluyen como antes, haz la prueba.
No pierdes nada (bueno, solo el precio de cuatro cocos).
Y si lo intentas, cuéntame: ¿sentiste el cambio? ¿Notaste algo distinto en el ambiente? Déjame saber en los comentarios, que aquí estamos para compartir la magia.




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