A ver, dime la verdad… ¿Cuánto tiempo al día pasas corriendo de un lado a otro, saltando de una tarea a otra, con el cerebro frito de tanto ruido mental? Seguro más de lo que quisieras. Y lo peor, al final del día, sientes que no avanzaste gran cosa, ¿verdad?
Bueno, aquí va la verdad incómoda: te estás perdiendo la mejor experiencia que podrías tener… y ni siquiera lo sabes.
La oportunidad que no estás viendo
Hay una sensación que puede cambiar tu vida. No tiene efectos secundarios, no cuesta nada y, además, te conecta con algo más grande que tú.
Se llama contemplación.
No, no es simplemente “pensar bonito” ni “quedarte viendo el techo”. Es algo más profundo: es el arte de observar sin juzgar, de soltar el ruido mental y entrar en un estado de conexión con el todo. Y lo mejor: cuando lo experimentas, te das cuenta de que muchos de tus problemas son minúsculos en comparación con la grandeza del universo.
Sí, suena poético, pero te prometo que es un viaje real, sin boleto de avión ni complicaciones.
Y aquí te voy a guiar paso a paso para que lo vivas.
Cómo entrar en un estado de contemplación (y flipar con la experiencia)
No necesitas nada especial, solo un momento de calma.
1. Busca un lugar tranquilo. Puede ser tu cuarto, el parque, el coche estacionado… donde nadie te interrumpa.
2. Siéntate o acuéstate cómodamente. Lo importante es que no estés tenso.
3. Cierra los ojos y respira profundo. Inhala, exhala, suelta la presión del día.
4. Relaja tu cuerpo. Empieza por los pies y sube poco a poco hasta la cabeza. Como si te derritieras en el momento.
5. Imagina que tu alma se desprende de tu cuerpo. Suena loco, pero sígueme en esto.
6. Observa desde arriba. Ve la habitación donde estás, luego la calle, los autos, las luces.
7. Sigue subiendo. De pronto, ves la ciudad, las montañas, hasta tocar las nubes. Cada vez más liviano, más libre.
8. Llega al espacio. Un silencio profundo te rodea, la luna, los planetas, las estrellas… y ahí estás tú, flotando en la inmensidad.
9. Contempla. Desde ahí, todo lo que te preocupaba en la Tierra se siente diminuto. Estás en el centro de todo, sintiendo una paz indescriptible.
Quédate ahí unos minutos, disfrutando.
Luego, regresa poco a poco. Vuelve a sentir tu cuerpo, mueve los dedos, estírate… y cuando te sientas listo, abre los ojos.
La reflexión: lo que nadie te dice sobre la contemplación
La mayoría de las veces vivimos atrapados en un drama mental que, visto desde la inmensidad del universo, es solo una gota en el océano. Nos preocupamos por cosas que en una semana ni recordaremos.
Cuando practicas la contemplación, te das cuenta de algo poderoso: eres parte de algo más grande. Tus problemas no son el centro del universo. Y eso, en lugar de hacerte sentir pequeño, te da una sensación increíble de libertad.
Reto: ¿Te atreves a probarlo?
Aquí va mi desafío: prueba esta experiencia hoy mismo. Cinco minutos. Nada más. Hazlo y dime en los comentarios cómo te sentiste.
Porque una cosa te aseguro: después de esto, nunca volverás a ver la vida de la misma forma.




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