Hace poco tuve una conversación con una amiga que me dejó reflexionando de una forma tan profunda que tenía que compartirlo contigo. Ella tiene 35 años y ha llevado un diario desde que tenía apenas 7. Sí, 7 años. Imagínate eso: más de dos décadas documentando su vida, sus pensamientos, sus sentimientos, sus pequeñas y grandes victorias, sus días buenos y los no tan buenos.
Cuando me lo contó, me quedé como en pausa. ¿Sabes esa sensación de “¿Por qué no hice esto yo también?” Bueno, ahí estaba yo, con ese golpe suave, pero firme, de nostalgia y arrepentimiento a la vez.
Ella me contó algunos fragmentos de lo que ha escrito en su diario a lo largo de los años, y honestamente, fue como un viaje en el tiempo:
• A los 7: “Hoy comí sopita de letras como a mí me gusta. Mi mamá es muy bonita.”
• A los 12: “En la escuela hicimos un juego en la clase de mate y fue muy divertido.”
• A los 16: “Conocí a un chavo súper guapo más grande que yo, ojalá me pele.”
• A los 28: “El día más hermoso de mi vida, ¡hoy me caso!”
• A los 31: “Voy a tener a mi bebé y estoy muy nerviosa; deseo que todo salga bien.”
¿Ves lo mágico que es eso? Son solo unas líneas, pero cada una de ellas está llena de vida. Cada palabra tiene el poder de transportarla al momento exacto en que la escribió. Es como si tuviera una máquina del tiempo en papel.
Mientras me contaba esto, no pude evitar pensar en todas las cosas que he olvidado. Momentos especiales, sueños que alguna vez tuve, días simples que ahora se han desdibujado con los años… ¿y todo por qué? Por pura desidia. Por no detenerme a escribir, a documentar mi propia historia.
Pero, ¿sabes qué? Aún hay tiempo.
Si estás leyendo esto y tienes esa misma sensación que yo, quiero que pares un segundo y pienses: ¿qué cosas te gustaría recordar dentro de 10, 20 o 30 años? ¿Qué detalles de tu día a día merecen quedar grabados? Porque la verdad es que, por más que lo creamos, nuestra memoria no es suficiente. Los años pasan, los recuerdos se desvanecen, y si no los escribimos, los perdemos para siempre.
Lo que puedes ganar (o perder) al escribir un diario
1. Ganas claridad y autoconocimiento. Un diario no es solo para “contarte” lo que pasó en tu día, es para entenderte mejor. Te ayuda a organizar tus pensamientos, a reflexionar sobre lo que sientes, a conocerte más profundamente. Es como hablar contigo mismo, pero sin interrupciones ni juicios.
2. Preservas tus recuerdos. Hoy tal vez pienses que nunca vas a olvidar ese viaje increíble, ese logro que te hizo llorar de felicidad o esa conversación que te cambió la vida. Pero la verdad es que sí, puedes olvidarlo. A menos que lo escribas.
3. Te conecta con tu evolución. Cuando lees lo que escribiste hace años, te das cuenta de cuánto has crecido, de lo lejos que has llegado. Es un recordatorio de tu fuerza, de tus sueños, y de todo lo que has aprendido en el camino.
Pero si decides no hacerlo, hay algo que también puedes perder: la oportunidad de recordar. Porque, aunque suene duro, los días que no documentas son días que, con el tiempo, se borran.
No importa la edad, importa empezar
No tienes que haber empezado a los 7 como mi amiga. Puedes empezar hoy, con la edad que tengas. No importa si tienes 20, 35 o 60 años, porque aún te queda mucho por vivir y muchas historias por escribir. Tu vida, con sus altos y bajos, merece ser recordada.
Y no, no necesitas ser escritor ni llenar páginas y páginas todos los días. Puedes empezar con algo tan simple como:
• Hoy me sentí feliz porque vi un atardecer hermoso.
• Estoy agradecido por la conversación que tuve con mi mejor amigo.
• Hoy aprendí que soy más fuerte de lo que creía.
Pequeños fragmentos de ti mismo que, con el tiempo, se convertirán en un tesoro invaluable.
Así que, ¿qué esperas?
No quiero que dentro de 10 años te sientas como yo, arrepintiéndote de no haber empezado antes. No quiero que pierdas la oportunidad de conocerte mejor, de guardar tus recuerdos, de tener tu propia máquina del tiempo en papel.
Toma un cuaderno, abre una nota en tu teléfono o compra ese diario bonito que siempre ves en las tiendas. Pero empieza. No por obligación, sino porque lo vales. Porque tu historia merece ser escrita. Y créeme, un día vas a agradecer haberte tomado el tiempo de hacerlo.
¿Te animas? Hoy puede ser el primer día de tu diario. Y quién sabe, tal vez en 20 años estés contando esta misma historia a alguien más.




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