¿Alguna vez te has sentido estancad@, como si la vida te tuviera en pausa, con el botón de “adelantar” totalmente bloqueado? A mí me pasó. Sentía que no avanzaba, que las cosas no fluían como quería. Hasta que descubrí algo que me transformó: el poder de regalar lo viejo.
Suena raro, ¿verdad? Como si deshacerte de algo que ya no usas pudiera tener algún efecto en tu vida. Pero déjame contarte cómo funciona esto, y, más importante, por qué funciona.
Un ritual simple que esconde un gran poder
En diferentes culturas existe esta idea de que, para que algo nuevo entre a tu vida, necesitas hacer espacio. Es como limpiar un cajón para poder llenarlo de cosas nuevas. Pero aquí no hablamos solo de cosas físicas; hablamos de emociones, energía, y hasta oportunidades.
Lo que hice fue sencillo: busqué objetos de mi pasado que habían tenido significado para mí. Cosas que en algún momento me hicieron feliz, pero que ahora estaban acumulando polvo: ese libro que me cambió la vida, un collar que usé en una época especial, o incluso ropa que marcó una etapa importante. Cosas que, aunque adoraba, ya no tenían un lugar real en mi presente.
Y aquí viene la magia: no los tiré. Los regalé. ¿A quién? A alguien que realmente pudiera usarlos, que les diera un propósito. Ese fue el verdadero truco.
¿Por qué funciona?
Científicamente, no tengo respuestas (aunque seguro hay algo de psicología detrás de liberar espacio, ¿no?). Pero espiritualmente, esto tiene todo el sentido del mundo. Cuando sueltas algo de valor —con intención, con cariño—, estás liberando espacio, no solo en tu casa, sino también en tu corazón. Y cuando hay espacio, algo nuevo puede entrar.
¿Qué se gana?
Te lo digo con toda la sinceridad del mundo: gané mucho. Primero, una sensación de ligereza, como si me hubiera quitado un peso de encima. Pero luego vino lo más impresionante. En cuestión de días, cosas nuevas empezaron a llegar a mi vida. Oportunidades, momentos, y sí, también regalos físicos que parecían salidos de la nada. Fue como si al soltar, le hubiera dicho al universo: “Estoy lista para lo que sigue”.
¿Qué se pierde?
Lo único que pierdes son esas excusas que te atan al pasado. Porque, seamos honestos, esas cosas que guardamos con tanto celo a veces son más anclas que recuerdos. ¿No crees?
Hazlo tú también
¿Qué tienes que perder? Toma esos objetos que llevan años guardados en una caja o en el fondo del clóset. Sé honesto contigo mism@: si ya no los usas, si ya no te aportan, ¿por qué aferrarte a ellos? Dale la oportunidad a alguien más de disfrutarlos. Y al hacerlo, date la oportunidad de abrirle la puerta a algo nuevo en tu vida.
No critiques tu pasado por guardar esas cosas, no condenes tu apego, no te quejes del tiempo perdido. Solo agradece todo lo que esas cosas significaron para ti y déjalas ir con amor. Créeme, lo que recibas a cambio será mucho más grande de lo que imaginas.
¿Te animas? Si decides probarlo, me encantaría saber qué pasó después. Quizá, como a mí, el simple acto de regalar algo viejo termine regalándote una nueva perspectiva… o algo aún mejor.




Deja un comentario