Cuida tus pensamientos, son el comienzo de tus acciones

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Seguro has escuchado alguna vez esa frase de “Cuida tus pensamientos, porque se convierten en palabras, cuida tus palabras, porque se convierten en acciones, y así hasta que llegamos al destino de nuestras vidas”. Y aunque pueda sonar algo cursi o filosófico, ¡es totalmente cierto!

Lo que pasa por tu cabeza a diario es como la programación básica de tu vida. ¿Te has dado cuenta? Lo que piensas no se queda solo en tu mente. Poco a poco, eso que repites en tu cabeza como un disco rayado se convierte en lo que haces, en cómo actúas, en cómo te mueves por el mundo.

¿Sabes por qué? Porque el cerebro es como una esponja ansiosa por hacer que esos pensamientos sean reales. Así que, si estás todo el día pensando “No puedo”, “Esto es muy difícil”, “No soy suficiente”… ¡adivina qué! Tu cerebro se lo cree y actúa en consecuencia. Pero si lo hackeas con pensamientos positivos, empoderadores, y lo entrenas como a un perro cachorrito, ¡tus acciones van a alinearse con esa energía!

Ejercicio: Domestica a tus pensamientos

Vamos a poner manos a la obra y te propongo un ejercicio súper sencillo, casi como jugar con plastilina mental (¡qué poético me salió esto!). La idea es que tomes el control de tus pensamientos y, en lugar de dejar que ellos te controlen a ti, los moldees a tu favor.

  1. El cazador de pensamientos

Dedica unos minutos hoy para ser un “cazador de pensamientos”. A lo largo del día, cada vez que te encuentres pensando algo negativo o limitante (puede ser algo como “No voy a lograrlo”, “Qué pereza todo”, “No soy tan bueno como…”), atrapa ese pensamiento en tu red mental. ¡Pam! Ya lo tienes.

  1. Cámbialo por algo poderoso

Una vez que lo hayas cazado, no te quedes ahí solo mirando al pensamiento como quien mira una película aburrida. Cambia ese pensamiento por otro más positivo o realista. Por ejemplo, si piensas “No soy lo suficientemente bueno para esto”, di “Estoy aprendiendo y mejorando, puedo con esto”.

  1. Repite y repite (como un mantra personal)

Ahora, el truco: repite esa nueva versión más positiva y poderosa varias veces. No te preocupes si al principio suena raro, como si te estuvieras diciendo algo que no te crees del todo. Recuerda, tu cerebro es una esponja, y si lo repites lo suficiente, ¡lo va a absorber!

  1. Celebra tus pequeñas victorias

Cada vez que logres cambiar un pensamiento, celebra. Sí, así de simple. Haz un pequeño bailecito mental o literal (¡como tú prefieras!), pero hazte consciente de que estás tomando el control. Estás siendo el jefe de tu mente.

Este ejercicio es un poco como domar un león. Al principio, tus pensamientos negativos van a ser tercos, salvajes y resistentes. Pero poco a poco, con paciencia y repetición, ¡te convertirás en el domador estrella de tu propio circo mental! Y cuando lo logres, tus acciones reflejarán esa fuerza interior y verás cómo las cosas empiezan a cambiar en tu vida.

¿Te animas a intentarlo? 😉

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