¿Te amas? Esta es una de esas preguntas que parece simple, pero que tiene una profundidad brutal. En serio, ¿te amas? Y no me refiero a esa versión de amor que suena más a frases de Instagram tipo “me quiero tal como soy”, mientras te comes el postre que sabes que no deberías. No, me refiero a un amor más allá, un amor real por quien eres, con todas tus imperfecciones, rarezas, errores y, por supuesto, todas esas cositas brillantes y únicas que te hacen tú.
Si todavía no lo has hecho, es hora de que empieces a apreciarte. Sí, tú. Con esa energía única que te regaló la Luz desde el principio. Piénsalo un segundo: la Luz –esa fuerza universal, cósmica, divina– te creó. ¿Crees que se tomó todo ese tiempo en construir algo al azar? Nah, para nada. Si la Luz te infundió con este flow de energía, está claro que eres algo especial. No solo un montón de moléculas andando por ahí, sino una pieza importante en este rompecabezas cósmico.
Y ahora, si estás pensando, “Pero es que no soy perfecto…”, para. Ahí está el punto. ¡La perfección está sobrevalorada! Cada una de tus “imperfecciones” es en realidad lo que te hace destacar, lo que te conecta con otros seres humanos. Lo que te hace auténtico. Porque, seamos realistas, la autenticidad es mucho más atractiva que la perfección aburrida.
Cuando te das permiso para amarte y dejar de pelear contra quién eres, algo mágico pasa. Empiezas a florecer. Te vuelves más fuerte, más enfocado, y empiezas a irradiar esa energía que la Luz ya vio en ti desde el principio. Te conviertes en un imán. Así que no temas mirarte al espejo y decir: “Sí, me amo, con todo lo que soy”. Porque esa es la clave para conectarte con todo el potencial que tienes dentro.
Recuerda que la Luz está de tu lado, te hizo para brillar. Entonces, suelta esos miedos, esas dudas, y dale la bienvenida a tu grandeza. Ámate hoy, no mañana, y verás que el universo empieza a conspirar a tu favor. Eres un milagro en movimiento. ¡Créetelo!




Deja un comentario