Si quieres algo, primero tienes que darlo

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¡La vida es una locura, pero una locura muy interesante! Y es que, aunque parezca increíble, está llena de paradojas. Te voy a contar una que te va a volar la cabeza: si quieres algo, primero tienes que darlo. Suena raro, ¿verdad? Pero es cierto.

Quieres ser amado. Todos en algún punto hemos deseado sentirnos valorados, apreciados, como si fuéramos lo mejor que le ha pasado a alguien. Pero aquí está el truco: si quieres amor, primero tienes que darlo. O sea, no puedes esperar que alguien te mime y te quiera si tú no estás dispuesto a hacer lo mismo. ¿Has notado cómo cuando eres amable y amoroso, la gente responde igual? Es como si creáramos un círculo de amor, y cuanto más das, más recibes. Y lo mejor de todo es que no tienes que esperar que el otro sea perfecto, ¡empieza tú a repartir amor como si fueras Santa Claus en Navidad!

Lo mismo pasa con el aprecio. Si quieres que te valoren, que te reconozcan, que te digan «oye, qué bien lo haces», empieza por apreciar a los demás. Dale su buena dosis de aplausos a tu amigo que está siempre para ti, o al compañero de trabajo que se rifa en el equipo. La magia está en que, al hacerlo, se activa una especie de «efecto boomerang»: lo que lanzas, regresa a ti.

Pero aquí viene lo bueno, y esto es lo que te invito a practicar hoy mismo: ¿qué es eso que quieres con todas tus ganas? ¿Amor? ¿Agradecimiento? ¿Ayuda? Pues el reto es que te concentres en lo que quieres y, en vez de esperarlo con los brazos cruzados, ¡ve y ofrécelo primero!. Si quieres que alguien sea amable contigo, empieza por ser amable. Si necesitas paciencia, muestra paciencia.

Haz la prueba, porque esta es la manera más eficaz de obtener lo que realmente deseas. Cuando damos, el universo responde de formas sorprendentes, y ese ciclo se mantiene en movimiento. Así que hoy, sal al mundo, ofrece lo que quieres recibir, y observa cómo todo empieza a transformarse.

¡Vas a ver que funciona!

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