¡Hola, amig@! Hoy te traigo un ejercicio bien interesante que te va a ayudar a descubrir cómo ves la vida y cuáles son tus límites. Así que, ¡ponte cómodo y prepárate para un viaje introspectivo!
Paso 1: Encuentra un objeto
Lo primero que te voy a pedir es que busques un objeto, el que quieras. Puede ser algo que tengas en tu bolsa, en tu escritorio, en tu mochila o simplemente algo que veas a tu alrededor. ¿Ya lo encontraste? ¡Perfecto! Ahora, toma una hoja de papel y un lápiz o bolígrafo.
Paso 2: Descripciones iniciales
Quiero que escribas todas las descripciones posibles acerca de este objeto. No pienses demasiado, simplemente escribe lo que venga a tu mente. ¡Vamos, no leas más y ponte a describir!
…
¿Terminaste? Genial. Ahora vamos a la siguiente parte.
Paso 3: Nuevas descripciones
Quiero que vuelvas a describir el mismo objeto, pero esta vez intenta que las descripciones sean lo más distintas posible de las anteriores. ¡Empieza ya!
…
¿Listo? Perfecto, ¡pero aún no hemos terminado!
Paso 4: Más descripciones
Sí, adivinaste. Vas a escribir más descripciones del mismo objeto. Sé que ya llevas varias, pero confía en mí, sigue adelante. ¡Ahora!
…
¡Buen trabajo! Hemos terminado con las descripciones. Ahora viene la parte interesante.
Reflexión
Este ejercicio tiene dos propósitos principales: entender cómo ves la vida y explorar tus límites.
¿Cómo ves la vida?
Revisa tus descripciones. Si la mayoría de ellas son superficiales (líneas, formas, colores, letras), eso podría indicar que eres una persona muy mental. Tal vez tienes un caparazón que no permite que tu corazón se abra del todo. Pero no te preocupes, todos tenemos nuestro propio ritmo y nuestras propias maneras de protegernos.
Por otro lado, si tus descripciones se centran en eventos, emociones o sensaciones, eres una persona muy emocional. A veces es bueno pensar con la cabeza fría, pero también es importante dejar que nuestras emociones fluyan.
¿Tus límites?
Ahora, hablemos de límites. Cuando te pedí que escribieras más descripciones, y luego más, lograste hacerlo, ¿verdad? Eso demuestra que aunque creas que has llegado a tu límite, siempre hay más que puedes dar. Los límites, en su mayoría, los ponemos nosotros mismos. Decimos «hasta aquí» y ya no más, sin darnos cuenta de que siempre hay un poquito más, mucho más, que podemos explorar y descubrir.
Así que, amig@, la próxima vez que sientas que has llegado a tu límite, recuerda este ejercicio. La vida es como ese objeto que describiste: siempre hay más formas de verlo, sentirlo y entenderlo. ¡No te pongas límites innecesarios! Sigue explorando, sigue descubriendo y, sobre todo, sigue disfrutando del viaje.
¡Nos vemos en el próximo artículo! Cuídate y sigue creciendo.




Deja un comentario