En las palabras del emperador filósofo Marco Aurelio, encontramos una advertencia atemporal: «La farsa, la guerra, el temor, la estupidez, la esclavitud irán borrando, día a día, aquellos principios sagrados que tú, hombre estudioso de la naturaleza, te imaginas y acatas.» En nuestro mundo moderno, estas palabras resuenan con una relevancia sorprendente.
¿Es difícil mantenerse firme en nuestros valores cuando estamos rodeados de influencias negativas? ¿Es posible mantener una actitud positiva y empática en medio del caos y el negativismo que a menudo nos rodea? Estas preguntas nos llevan a reflexionar sobre la importancia de ser selectivos con lo que permitimos entrar en nuestra mente.
Inevitablemente, todos estamos expuestos a influencias externas, ya sea a través de los medios de comunicación, las redes sociales o nuestro entorno inmediato. Sin embargo, es crucial recordar que tenemos el poder de controlar y elegir qué queremos que impacte en nuestra mente. Imagina tu mente como una casa: aunque puedas recibir visitas inesperadas, no estás obligado a invitarlas a cenar.
El reto está en aprender a discernir entre lo que es beneficioso y lo que es perjudicial para nuestro bienestar mental. No se trata de vivir en una burbuja aislada de la realidad, sino de tener la sabiduría para filtrar lo que nos nutre y lo que nos desgasta.
Aquí hay algunas estrategias para proteger la entrada de nuestra mente:
- Establece límites claros: Identifica qué tipo de contenidos o interacciones te afectan negativamente y establece límites para minimizar su impacto.
- Cultiva la atención plena: Practica la atención plena para estar más consciente de tus pensamientos y emociones, lo que te permitirá detectar y manejar las influencias negativas de manera más efectiva.
- Rodeate de positividad: Busca activamente fuentes de inspiración y motivación, ya sea a través de libros, podcasts, música o personas que te impulsen hacia lo mejor de ti mismo.
- Practica el autocuidado: Dedica tiempo a actividades que nutran tu mente y espíritu, como la meditación, el ejercicio, la lectura o cualquier pasatiempo que te brinde alegría y tranquilidad.
Al final del día, la puerta de nuestra mente es nuestra responsabilidad. Al ser selectivos con lo que permitimos entrar, no solo protegemos nuestro bienestar mental, sino que también fortalecemos nuestra capacidad para vivir de acuerdo con nuestros valores y principios más sagrados.





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