Hola, chamac@s! Hoy les quiero hablar de algo que quizás les haga cuestionar un poco todo: ¿podemos confiar en nuestros sentidos? Según Heráclito, ni nuestros ojos ni nuestras apariencias son 100% confiables. Y, la verdad, tiene mucha razón.
Cuando hablamos de la consciencia de uno mismo, nos referimos a esa habilidad de mirarnos objetivamente, de cuestionar lo que creemos que es cierto, nuestras emociones, y hasta lo que vemos. Suena un poco loco, ¿no? Pero es que a veces, sin darnos cuenta, caemos en el autoengaño o en una actitud de «yo sé todo», y ahí es donde las cosas se ponen complicadas.
Piénsenlo así: ¿Cuántas veces han jurado haber visto algo que resultó ser otra cosa? ¿O cuántas veces se han dejado llevar por una emoción fuerte, solo para darse cuenta después de que exageraron un poco? Nuestros sentidos y emociones, aunque son parte esencial de nuestra experiencia humana, a veces nos juegan malas pasadas.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Bueno, podríamos empezar por no sacar conclusiones apresuradas. Antes de decidir algo importante o de creer ciegamente en lo que vemos o sentimos, vale la pena darle una segunda revisada. Seamos críticos con nosotros mismos, pero sin caer en la paranoia. La idea es ser conscientes de que no todo es como parece a primera vista, y que está bien tomarse un momento para analizar las cosas desde diferentes ángulos.
Así que, la próxima vez que estén a punto de tomar una decisión basada en lo que ven o sienten, háganse un favor y pónganlo bajo la lupa. ¡Nunca está de más ser un poco escépticos! Nos leemos pronto.




Deja un comentario