La vanidad nos come a todos, ya sea para descuartizarnos frente al espejo o para adularnos como narcisos.
Pero también es cierto que el espejo representa el reflejo de nuestras inseguridades, si estás flaco o gordo, tienes pelo chino o lacio, granos o arrugas.
¿Qué pasaría si no tuviéramos que ver cómo envejecemos o cómo esperamos más de nuestro físico?
¿Qué pasaría si no existieran los espejos que reflejan tu edad y tus miedos?
Sin duda, aceptaríamos nuestra imagen y viviríamos más años; no nos sorprenderíamos por los cambios y simplemente nos enfocaríamos en vivir.
En el ejercicio de hoy no habrá nada de espejos a tu alrededor, los vas a tapar todos y no te mirarás en todo el día.
Si te peinaste chueco o el rímel no está en su lugar, es tu rollo, es parte del proceso de aceptación.
Lo importante es cumplir con la tarea y demostrarte que puedes no verte en el espejo durante todo un día y que al final describas cómo te sentiste por no hacerlo.
¿Crees que tu vanidad te permitirá hacer el ejercicio?
