Te libero, me libero

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Te libero, me libero

Este ejercicio lo he trabajado mucho, como paciente y terapeuta.

Cuando pierdes a un ser querido o alguien desaparece de tu entorno y nunca vuelves a verlo, como un compañero de la escuela, un pariente, etc., y sientes que quedaron cosas inconclusas que resulta imposible hablarlas de frente, entonces haces este ejercicio.

Busca dos sillas y colocas una frente a la otra. Te sientas en una y cierras los ojos; imagina a la otra persona sentada en la silla de enfrente y dile todo lo que quieras decirle; si hay algún arrepentimiento o alguna tristeza, díselo como si estuviera escuchándote. Cuando termines, imagina cómo se despide de ti, diciéndote las palabras más dulces que jamás hayan salido de su boca.

Este es un ejercicio doloroso, sobre todo para quienes lo hacen con sus seres queridos que fallecieron. Sin embargo, después del momento difícil, tu alma descansa finalmente, ya que pudo decir lo que sentía.

Lo que sucede es que energéticamente todos estamos conectados con todo, y si tú te conectas con una energía y la liberas de ataduras, entonces la persona en cuestión se liberará al igual que tú.

Recuerda, el primer paso es difícil, pero después te habrás quitado un peso de encima.

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