La ciencia de pedir
Se dice que en el pedir está el dar, y aunque sea totalmente cierto, profundicemos en el tema.
Uno anda por la vida pidiendo cosas, ¿pero qué tan claros somos al pedirlas? Quiero tener un coche nuevo. Ok, ¿pero cuál? Imagínate que vamos por el periférico, tú vas manejando y de pronto me dices: Quiero un coche nuevo. Yo te pregunto: ¿Qué coche quieres?; me respondes: Pues como ese negrito que pasó, pero más grande, o bien: Como esa camioneta, pero con cuatro puertas, o tal vez: Que sea cómodo, como ése, pero rápido como el otro.
Con respuestas así, en realidad le estás diciendo a tu cerebro: Dame lo que sea
; y si tu cerebro no tiene criterio para clasificar lo que quieres, es como si le dijeras: No quiero nada.
Así como lo oyes, la mente solo registra lo que es claro e importante para ti, por eso puede ser que estés en un sitio y, de pronto, una amiga te diga: Oye, por qué no me saludas, y tú ni siquiera te habías dado cuenta de que ella llevaba horas ahí.
Esto sucede porque el cerebro detecta solo lo importante para ti en ese momento.
Por eso, si retomamos la historia del coche, lo único que debes decir es, por ejemplo: Quiero un jeep negro con cuatro puertas, fácil de pagar.
Y listo, lo tendrás, solo debes creer que es una realidad, pero, sobre todo, la clave es cómo pedirlo.
