Hoy haremos una meditación.

Quiero que busques un lugar tranquilo, silencioso.

Cuando lo encuentres, ubica un espacio donde te puedas sentar.

Una vez sentado, inhala profundo y exhala; relaja tu cuerpo y tu mente.

Ahora te pido que escuches los latidos de tu corazón. Quédate un tiempo escuchándolos, trata de localizar el sonido de los latidos dentro de tu ser.

Ahora abre los ojos. ¿Pudiste escucharlos? ¿Cómo eran? ¿Qué te hicieron sentir?

He recibido pacientes que no pueden escuchar sus latidos, ¿tú puedes escuchar los tuyos? Cuando nos cuesta trabajo escuchar a nuestro corazón es porque llevamos demasiado tiempo viviendo en lo exterior y nos hemos perdido a nosotros mismos.

De este modo, podemos perdernos hasta de lo que realmente sentimos que nos duele.

¿Por qué sufrimos esta desorientación? ¿De dónde proviene?

Tu corazón tiene muchas respuestas, aprende a escucharlas.

Hacer esta meditación te llevará a encontrar tu centro y a no perderte de lo más importante, que es ser tú mismo.