Conoces ese dicho que dice: «Cada quien tiene su forma de matar chinches», ¿lo has escuchado alguna vez? quiero imaginar que sí; sabes es algo que pensaba justo hoy en la mañana si cada quién tiene una forma diferente de matar chinches, entonces, ¿también cada uno tiene su propia forma de mirar?
Son esos pensamientos filosofales que nos atacan cuando estamos tomando el café de la mañana o cuando estamos tomando el sol para calentarnos un poquito, pero ¿sabes de que me di cuenta? de que existen muchos tipos de mirada, que obviamente cada persona tiene su propia forma de ver las cosas y que esa mirada que tiene es solo suya, es intransferible la forma que tiene de ver las cosas, es como si se tratara de nuestras huellas dactilares, eso significa entonces que no hay mirada como la tuya o como la mía ya que no habemos dos personas iguales en el mundo.
Las diferentes circunstancias bajo las cuales hemos vivido, nos han hecho tomar diferentes decisiones y también tenemos nuestros propios gustos; somos seres complejos únicos e irrepetibles, gracias a ello cada persona mira lo que le interesa, lo que quiere.
Y mientras terminaba mi café me di cuenta de algo más, que se me hizo bastante interesante y que por lo regular no tomamos en cuenta, me di cuenta de que ninguna persona, escuela o institución puede decirte o enseñarte que te tiene que interesar, hacia donde tienes que mirar eso lo haces por ti mismo, siempre eres tu quien decide que te importa.
Que tal si respiras lenta y profundamente por unos instantes, concentrate en tu respiración deja que tu mente se vacíe un poco y cierra los ojos, has esta respiración unos instantes, después abre los ojos y deja que tu mirada se centre en lo primero que llame tu atención, deja que sea una mirada sin juicios, solo absorbe lo que esta llenando tu mirada y deja que se despierten las emociones que sean, solo experimentalas.
Trata de encontrar la belleza en lo sencillo, en lo cotidiano, en lo que vez todos los días. Esto es lo que encontré yo:

Sabes es como cuando éramos niños y encontrábamos grandes sorpresas, pero a veces parece que mientras fuimos creciendo fuimos perdiendo esa capacidad de sorprendernos, muestrame tu que miraste