A veces tenemos la suerte de darnos cuenta de que estamos cayendo antes de caer.
Sientes que no es tu sitio. Que no es para ti.
Que no era lo que creías que era.
“Suerte” porque caer no es malo, pero volar antes de caer es menos malo, aunque más difícil.
Tomar la decisión de salir de algo que no es para ti, de moverte de un lugar en el que no te sientes tú, de romper la cadena que te ata a un lugar donde no eres feliz es de valientes.
La vida te pone muchas veces al borde del precipicio, para que aprendas cuando saltar (y cuando volar o quedarte para siempre).
