Estar en segundo plano es cómodo.
Es más fácil.
No destacas, no brillas, por tanto no eres centro de críticas.
Pero tampoco ge dejas ver.
Te asomas al mundo pero no dejas que el mundo se asome a ti, a lo que eres, a lo que puedes aportar.
Hay muchas personas que pasan por la vida de puntitas, sin desarrollar todo lo que llevan dentro, sin compartir con el mundo lo que son.
¿Eres de esas?
Quizá no lo has pensado, pero estás privando al mundo de la oportunidad de conocerte.
