
Eso de ir por la vida sin querer hacer algo por si sale mal resta más de lo que suma.
Ese miedo a fallar, a equivocarnos, a fracasar, nos mantiene en una falsa zona de control, donde la seguridad es aparente y el riesgo de no avanzar es la verdadera equivocación.
Equivocarse está permitido.
Equivocarse es obligatorio.
Cada vez que te equivocas, aprendes, avanzas, creces.
Es un paso adelante en la historia de tu vida, en autoconocimiento, en tu desarrollo personal.
Equivócate para avanzar; si te equivocas significará que lo estás intentando.