
Y si, para este nuevo año, pedimos…
digo, además de lo de siempre:
prosperidad, éxito, salud, dinero…
Podemos pedir más sonrisas, para combatir la desesperanza.
Con cada sonrisa se instala un sueño nuevo.
Podemos pedir nuevas canciones,
con versos fecundos en cercanía,
que nos dividan menos y nos conecten más.
Se trata de cantar menos soledades y más fiesta.
Pediría menos iglesias y más comunidades.
Menos religión, más Espíritu.
Menos políticos, más Oportunidades.
Menos ricos, más Felices.
Pediría menos ropa nueva para dejar de mirar las etiquetas.
Que vuelvan los vestidos zurcidos y las camisas remendadas
con olor a historia, a sencillez.
Menos vanidad y más Amor.
Y los zapatos, también, serían mejor reparados,
con las marcas del camino, para evitar la soberbia.
Pediría más pelotas, más muñecas,
más cuerdas para saltar, más juguetes,
a ver si volvemos a ser niños dispuestos al encuentro.
Pediría menos distritos de lujo, y más plazas.
Menos clases sociales, más humanidad.
Menos pobreza, más justicia.
Menos incomprensión, más paciencia.
Y si también pedimos un poquito más de locura
para tener el valor de ser uno mismo.
Y bastante más tolerancia para respetar a quien es distinto.
Yo quiero un año iluminado y mientras más iluminado mejor.
En una de esas, brillamos todos.
Y tú ¿Qué pedirías?