
No todos sabemos enfrentarlos y darles solución.
Muchos nos ahogamos, desesperamos, lloramos y sentimos impotencia y poca capacidad para resolverlos.
Lo que pasa es que lo sobredimensionamos, lo vemos gigantes, los alimentamos con tanto darle vueltas y vueltas, crecen ante nuestra mirada.
Los lanzamos al futuro y se mezclan con la ansiedad y la incertidumbre, con el miedo y la desesperación.
En verdad no son tan complicados, nosotros lo somos. Nos pre-ocupamos demasiado en lugar de ocuparnos de ellos.
La mente nos hace la jugada de siempre, ella es la protagonista, ella pide atención y tiempo,…y le concedemos, en lugar de pensar en el problema.
Tranquilidad, confianza, mente quieta, estar en el presente y avanzar por partes. Son una de las pocas cosas que se pueden hacer para verlos en su dimensión real y dar solución.
A veces la información que nos llega de repente es la más valiosa.
Gracias por recordarme lo importante de actuar con quietud y paz en el corazón, aunque para los demás no sea lo correcto. Gracias maestro 😊
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