
Deja de pensar.
Deja de sentir.
¿Se puede?
Sólo te pido que pares un momento, y respires.
Parece mentira pero se nos olvida respirar.
Cuando respiramos profundo, parece que todo se calma.
Se oxigena.
Crecen las posibilidades y se reducen las dificultades.
Vale la pena intentarlo.
Cuando respiramos, estamos aquí.
Creamos calma en el caos, creamos conciencia en la inconsciencia, creamos presencia en el aquí y ahora.
Y desde ahí, todo se ve diferente.