Echar una mano

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Investigacines en todos los campos de las ciencias sociales han demostrado que los humanos son más ráppidos que cualquier otra especie en asistir a quienes lo necesitan, incluidos los desconocidos. En efecto, estamos programados para ayudar: !la resonancia magnetica funcional indica que dar a los demás estimula las mismas partes del cerebro que comer y hacer el amor¡

La razón por la que nuestros institnos de generosidad, empatía y cooperación han evolucionado es que estas cualidades fortalecen los grupos a los que pertenecemos y, por consiguiente, estos tienen más posibilidades de sobrevivir. Vivimos el altruismo como una experiencia positiva, somos más felices cuando ayudamos, creando un bucle de retroalimentación que vincula a unos seres humanos con otros. Esto es, en sí mismo, una circunstancia que nos hace felices.

Por supuesto, el altruismo también hace más fuerte al individuo. Ayudar a los demás distrae nuestra atención de nosotros mismos y nuestros problemas personales, disminuyendo su importancia al destacar nuestra ventaja relativa. En cualquier caso, hacer algo por alguien siempre merece el esfuerzo, porque inevitablemente también te beneficiarás de ello.

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