Vulnerabilidad y sistema inmunológico.

El Zóhar hace una afirmación asombrosa, dice que el mal funcionamiento de varios órganos del cuerpo no es el factor determinante del fin de la vida. La raíz y origen de toda enfermedad (y la muerte, en última instancia) es la energía contraria a la Fuerza de Luz, llamada Satán por los kabbalistas. Esta expresión es un nombre código para la fuerza de oscuridad, el vacío creado por la separación y desconexión de la Luz. No es el nombre del personaje comúnmente conocido como el diablo.
Cuando un individuo se vuelve vulnerable y crea una apertura debido a una desconexión de la Luz, crea un espacio para que entre Satán. Luego, sólo en ese momento, la persona se embarca en un viaje de salud deficiente. Después de que el Satán entra, designa un área particular del cuerpo a través de la cual se puede manifestar.
Por ejemplo, si alguien tiene problemas del corazón, es un resultado directo de que Satán haya elegido ese órgano para manifestar su energía negativa. Si una persona muere como resultado de una falla cardíaca, no fue debido a ningún otro factor que la esencia caótica del Satán infiltrándose en el cuerpo.
Mientras que la investigación médica aún no haya encontrado una explicación adecuada para la causa de la mayoría de las enfermedades degenerativas, parte de cualquier investigación debe, a fin de cuentas, tratar el tema de la vulnerabilidad.
Para entender la enfermedad, tenemos que considerar no sólo lo que la causa sino por qué otras personas logran evitarla en primer lugar. Todos estamos abiertos a las enfermedades. No obstante, esto no significa que todos nos enfermaremos. El sistema de defensa del cuerpo es tan poderoso y efectivo que la mayoría de las personas expuestas a enfermedades contagiosas mantienen su salud. Este es el serio dilema que enfrenta la investigación médica. Por un lado, el cuerpo lucha contra elementos extraños y luego los destruye. Por otro, con el mismo sistema de hipertermia [fiebre], el mecanismo de defensa del cuerpo no logra combatir y eliminar al enemigo interno oculto.
La vulnerabilidad es la explicación kabbalística. Todos, en algún momento, hemos pasado por la supresión de nuestro sistema inmunitario, la defensa natural del cuerpo contra la enfermedad. El cosmos, en momentos definidos, ataca y suprime nuestro mecanismo de defensa. El sistema inmunitario del cuerpo, que vigila de cerca a toda célula anómala y luego la mata, puede ser inhibido por influencias cósmicas negativas. El asunto importante aquí es la presencia de una influencia oculta que crea susceptibilidad.
Las enseñanzas kabbalísticas muestran cómo podemos evitar los momentos de vulnerabilidad en el sistema de defensa del cuerpo. Pensemos por un momento en los peligros ambientales. La supervivencia de toda nuestra civilización depende de la habilidad de la humanidad para reconocer que la actividad humana influye bastante en todo nuestro entorno. La perspectiva kabbalística de nuestro universo es muy similar a la de la mecánica cuántica. Si nos abstenemos de actuar de manera negativa hacia la naturaleza, entramos en armonía con lo que nos rodea en este mundo, con el cosmos como un todo y con nuestros congéneres.
No obstante, ¿qué ocurre si las demás personas no sienten ni ven la necesidad de mejorar nuestra atmósfera natural y cósmica? ¿Cómo podemos evitar que nos afecte la influencia de su actividad negativa? Para lograr un equilibrio dinámico con nuestro entorno, las enseñanzas kabbalísticas nos dan las medidas preventivas necesarias para que los estímulos negativos no influyan en nosotros ni nos volvamos vulnerables a ellos.
Nuestras respuestas al entorno requieren de nuestra participación. Tenemos un papel importante y activo en la restauración de un estado de equilibrio dinámico. Podemos protegernos para que las energías-inteligencias negativas no invadan nuestro espacio; ya sea el espacio de nuestro propio cuerpo o el de la autopista por la que vamos conduciendo, o de encontrarnos con un conductor ebrio o con un alimento dañino en nuestra mesa.